El Sistema Respiratorio

“¡Respira! Estás vivo.” – Thich Nhat Hanh, Monje Budista Zen

¡CONÓCETE A TI MISMO!

Nunca deja de sorprenderme a cuántas personas llego a conocer que viven con una enfermedad crónica, en muchos casos durante años, que saben poco o nada del sistema biológico afectado, y no hablemos de la enfermedad misma y su impacto en sus cuerpos y sus vidas. Por favor comprende que no es mi intención presentarte una disertación a nivel doctorado sobre el sistema respiratorio (y estoy bastante seguro que no deseas una disertación así).

Sin embargo, cuando se trata de una enfermedad crónica es un gran refuerzo contar con un entendimiento básico de la anatomía (estructura), fisiología (función) y patofisiología (enfermedad).  Espero que esta información te ayude para entender mejor tu condición y te proporcione el vocabulario y el contexto necesarios para tener una comunicación más sustancial con tu médico y otros profesionales de la salud.  A lo largo de este libro, explicaré cómo diferentes factores afectan tu respiración y lo que puedes hacer no sólo para mejorar tu respiración, sino también tu vida.

La respiración es “multifactorial” 

Les digo a las personas una y otra vez: “la respiración es un proceso multifactorial”.  Lo que quiero decir con ello es que en un día cualquiera existe una gran cantidad de factores, tanto internos como externos a nuestros cuerpos, que pueden afectar qué tan bien (o qué tan mal) respiramos.  Además de nuestros pulmones y el sistema respiratorio, dichos factores pueden incluir el uso correcto de medicamentos, la actividad versus la inactividad, los alimentos que comemos (o no comemos), mantener un peso sano comparado con un sobrepeso o bajo peso y el manejo eficaz del estrés o la ansiedad; sin mencionar los posibles efectos del clima y otras condiciones ambientales que pueden tener un impacto ya sea positivo o negativo en nuestra respiración.  

Como ejemplo, piensa en cómo reacciona tu cuerpo cuando sales al exterior en un día frío de invierno comparado con un día con calor y humedad; o cómo te sientes después de comer mucho o beber algunos cócteles de más.  Utilizando la temperatura como muestra, sabemos que nuestro cuerpo funciona mejor a 98.6 Fahrenheit (37º centígrados).  Es por ello que sudamos en el verano y tiritamos en el invierno, cuando nuestro cuerpo busca refrescarse o calentarse, respectivamente.

La respiración es multisistémica

La respiración es también multisistémica. Contrario a lo que creen muchas personas, la respiración no es una función que corresponde sólo a los pulmones y al sistema respiratorio. De hecho, son varios los sistemas que participan en la acción de respirar, entre los cuales se encuentran los siguientes:

  • Sistema neurológico (cerebro, médula espinal y nervios)
  • Sistema cardiovascular (corazón y circulación)
  • Sistema musculoesquelético (músculos, huesos, articulaciones)
  • Sistema endocrino (glándulas y hormonas)
  • Sistema gastrointestinal (digestión y tracto digestivo)
 

Si bien cada sistema está especializado para desempeñar una función diferente o un conjunto de funciones, también están interconectados; trabajando juntos, monitoreando y adaptándose constantemente a los cambios en los entornos interno y externo, tratando de establecer un estado fisiológico de balance conocido como equilibrio.

El impacto neto de cada sistema variará dependiendo de la persona y de su condición particular y comorbilidades; es decir, otros problemas médicos.  Distintos sistemas pueden estar y estarán implicados dependiendo del caso de cada persona. Por lo tanto, es esencial que tú junto con tu médico investiguen y exploren todos los factores que posiblemente podrían ser parte del motivo de tu falta de aire.  

El Sistema Respiratorio

Las funciones primarias del sistema respiratorio son llevar oxígeno (O2) al cuerpo y retirar dióxido de carbono (CO2) y otros productos de desecho del metabolismo. Al nivel más básico, cuando inhalas entran moléculas de O2 a los pulmones y cruzan al torrente sanguíneo.  Esta sangre “oxigenada” se transporta entonces al corazón, donde se bombea a cada célula y órgano del cuerpo para usarse como combustible durante el metabolismo.

El CO2 y otros productos de desecho metabólico cruzan desde las células y los órganos del cuerpo al torrente sanguíneo. Entonces, esta sangre “desoxigenada” se transporta de regreso al corazón, donde se bombea a los pulmones y se expulsa durante la exhalación.

Anatomía y fisiología pulmonares

El aire puede entrar al cuerpo ya sea a través de la nariz o la boca.  Cuando inhalas por la nariz, se desempeñan tres funciones importantes: Primero, el aire es filtrado por filamentos minúsculos tipo cabello llamados cilios que atrapan partículas de polvo y residuos en las membranas mucosas. Segundo y tercero, vasos sanguíneos minúsculos llamados capilarios calientan y humedecen el aire. 

De la nariz, el aire continúa hacia la nasofaringe, la parte más alta de la garganta.  Cuando inhalas por la boca, el aire pasa por la orofaringe, la parte media de la garganta.  La nasofaringe y la orofaringe se comunican en la parte posterior de la garganta, o faringe, y continúan hacia abajo por la laringofaringe, la parte más baja de tu garganta y la laringe (conocida también como la caja de la voz).

De la laringe, el aire entra a la tráquea a través de la epiglotis, una lámina cartilaginosa que se abre cuando se respira y se cierra cuando se traga para evitar que entren sólidos y líquidos a la tráquea, las vías respiratorias y los pulmones.

La tráquea se divide en los bronquios principales derecho e izquierdo dirigiéndose hacia el pulmón derecho y el pulmón izquierdo, respectivamente. Los bronquios entonces continúan dividiéndose, haciéndose cada vez más pequeños, ramificándose en bronquios secundarios y terciarios y bronquiolos aún más pequeños.  Después de aproximadamente 20 a 23 divisiones, al aire llega finalmente a los alvéolos, los sacos de aire minúsculos en los pulmones donde ocurre el intercambio de gases.

Inhalación

La inhalación es un proceso activo, lo que significa que requiere la contracción muscular activa del diafragma, el músculo primario de la inspiración (y los músculos intercostales) para llevarse a cabo. Para respirar, el cerebro envía una señal a lo largo de la médula espinal al nervio frénico.  Cuando el nervio frénico inerva (es decir, envía un estímulo) el diafragma, se contrae hacia abajo, creando una presión negativa en la cavidad torácica.  Esta presión negativa es la que hace que se inflen los pulmones y se llenen con aire.

Cuando aumenta la demanda de respiración, como en el caso de una actividad física o un esfuerzo, o en el contexto de una enfermedad respiratoria, tu cuerpo puede recurrir a los músculos accesorios, incluídos los músculos del cuello, la espalda y el pecho, entre otros, para que ayuden con la ventilación.

A las personas que padecen enfermedades pulmonares restrictivas, como Fibrosis Pulmonar o Esclerodermia, se les dificulta la fase de inhalación de la respiración debido a la rigidez mayor de los pulmones.  Como resultado, tienen que generar una fuerza significativamente más grande en los músculos respiratorios para superar el aumento en la resistencia pulmonar.

Las personas con enfermedades pulmonares restrictivas con frecuencia inhalan superficialmente con menos aire en cada inhalación.  Por ello, se ven obligados a respirar con mayor rapidez para poder ir al paso de las necesidades de ventilación y respiración del cuerpo.  Esto es en contraste con las personas que padecen enfermedades respiratorias obstructivas, a quienes se les dificulta expeler aire de los pulmones, sobre lo cual hablaré a continuación.

Exhalación

Durante la respiración tranquila, la exhalación es principalmente un proceso pasivo que depende del relajamiento de los músculos respiratorios y la retracción elástica natural de los pulmones, que los lleva a desinflarse y expeler aire.  La exhalación puede convertirse también en un proceso activo cuando los músculos espiratorios, particularmente los abdominales, se contraen para forzar la expulsion de aire de los pulmones.  Esta exhalación forzada puede hacerse voluntaria o involuntariamente, y puede ocurrir durante una actividad extenuante (o no tan extenuante), particularmente en casos de una función pulmonar deteriorada.

A las personas con enfermedades pulmonares obstructivas, como EPOC, no se les dificulta llevar aire a sus pulmones.  Al contrario, se les dificulta sacarlo durante la exhalación. Lo anterior puede deberse a varios factores, tales como: inflamación de las vías respiratorias, moco o espasmos en las vias respiratorias, una reducción en la retracción natural de los pulmones o la destrucción de vías respiratorias pequeñas y alvéolos.

El atrapamiento de aire puede ocasionar también pulmones más grandes (hiperinflados). Entre más aire se quede en los pulmones, cada respiración será menos eficiente para diluir el aire viciado y reducir suficientemente el CO2.  Con el tiempo, lo anterior puede producir retención de CO2 a medida que empeore la EPOC. En cambio, las personas con una enfermedad restrictiva pueden presentar pulmones más pequeños (hipoinflados).

En algunos casos, las personas pueden padecer una combinación de enfermedad tanto restrictiva como obstructiva, lo que significa que tienen dificultad para inhalar y exhalar.

Eficiencia, eficacia y millas por galón

Si piensas en tu cuerpo como un automóvil, la eficiencia con la cual tu cuerpo utiliza el oxígeno es parecido a cuántas millas por galón de gasolina (mpg) rinde tu auto. Si tu motor está descargado o ya le urge un cambio de aceite, o los neumáticos no tienen suficiente aire, tu automóvil será menos eficiente y dará menos millas por galón.  Sucede lo mismo con tu cuerpo.

Ventilación y respiración

El acto mecánico de meter y sacar aire de los pulmones; es decir, inhalar y exhalar se llama ventilación.  La ventilación es un proceso activo, lo que significa que require la contracción y el relajamiento de los músculos respiratorios para que se lleve a cabo.

El intercambio químico de oxígeno (O2) y dióxido de carbono (CO2) entre el entorno externo y las células del cuerpo se llama respiración o intercambio de gases.  La respiración es un proceso pasivo y ocurre constantemente, independientemente de la actividad muscular o la fase de la ventilación.  En otras palabras, ocurre a nivel celular, durante tanto la inhalación como la exhalación, así como durante cualesquiera pausas entre ambas.

Si bien existen muchos factores implicados en qué tan bien tu cuerpo utiliza el oxígeno, su eficiencia general se basa en tres puntos principales:

  1. ¿Qué tan eficazmente meten y sacan aire tus pulmones?
  2. ¿Qué tan eficazmente bombea sangre tu corazón?
  3. ¿Qué tan eficientemente utilizan tus músculos el oxígeno?

Si existe un problema en cualquiera de estas áreas, tu cuerpo no será tan eficiente para utilizar el oxígeno y le faltará más el aire.  Por ejemplo, si padeces una enfermedad respiratoria crónica, tus pulmones no meterán ni sacarán aire tan eficazmente. Si has sufrido un infarto de miocardio (ataque al corazón), tu corazón no bombeará sangre tan eficazmente.  Si llevas una vida sedentaria, entonces tus músculos no utilizarán el oxígeno de manera tan eficiente.

Si tienes problemas en más de un área (lo cual sucede), pueden multiplicarse tu falta de aire y otros problemas.  Como ejemplo, si padeces tanto del corazón como de los pulmones, es probable que padezcas significativamente más dificultades que si tuvieras sólo uno de estos padecimientos.

Sin embargo, aquí está la buena noticia, aunque, lo vuelvo a decir, no soy nada imparcial.  Pero…en nuestra experiencia, hemos visto que la combinación correcta y tipo de ejercicio y técnicas respiratorias pueden aumentar de manera significativa la eficacia de los sistemas respiratorio, cardiovascular y muscular, mejorando así la eficiencia general de tu cuerpo para usar el oxígeno.

Además, a pesar de una gran cantidad de literatura científica que afirma lo contrario, creemos firmemente que bajo las condiciones apropiadas, también puede mejorar tu función pulmonar.  En el capítulo sobre Ejercicio explicaré por qué son tan diferentes y eficaces nuestros métodos de acondicionamiento físico, y lo que en nuestra opinion es la clave para mejorar la función pulmonar.  Esperamos que esto te permita a ti, el paciente, y a otros profesionales y programas de rehabilitación beneficiarse con lo que sabemos con certeza en el Pulmonary Wellness & Rehabilitation Center.  

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